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Con leve aumento de ventas y paridad de visitantes respecto al año pasado, llega a su fin la 43° Feria del Libro

La 43° edición de la Feria del Libro mantuvo el nivel de visitas del año pasado y las ventas aumentaron levemente, advirtieron libreros y editores, que coincidieron en señalar como importante, el volumen de libros vendidos en comparación con la baja de ventas que vienen experimentando las librerías en lo que va de 2017.

Después de un recorrido por los stands que reciben a los lectores desde el 27 de abril, hay coincidencia en señalar que la feria mejoró en ventas a partir de la segunda semana y que tanto el programa «Ahora 3», que permite la compra de libros en cuotas sin interés, como el cambio de fecha -antes comenzaba a mitad de mes, cuando muchos lectores tenían que esperar al próximo para cobrar-, estimularon las compras.

Leandro Verde, de Galerna, dijo a Télam que «el año pasado las ventas fueron muy malas, así que las expectativas para esta edición eran muy bajas, pero a partir de la segunda semana las visitas y las ventas aumentaron, estimuladas por las promociones de ‘Ahora 3′», el plan de financiación para tarjetas de crédito.

Tanto Verde como Maximiliano Kreff, de la distribuidora y librería Waldhuter, y Daniel Riveiro, de Riverside Agency, indicaron que los beneficios del Banco Provincia, que hace 5 años otorga un 30 por ciento de descuento a sus clientes en las compras de la feria también estimularon las compras, y remarcaron que las ventas con tarjetas de crédito fueron de un 70 a un 80 por ciento, superando ampliamente las transacciones en efectivo.

Por otro lado, en stands colectivos como «Los siete logos», «Todo libro es político» y «La sensación», formados por editoriales independientes, se destacaron las nuevas ediciones de clásicos, traducciones, ensayos, mucha poesía y música.

Diego Alfaro, uno de los responsables de «Los siete logos» (integrado por Adriana Hidalgo, Beatriz Viterbo, Caja Negra, Criatura, Eterna Cadencia, Katz y Mardulce) señaló que los libros más vendidos fueron «Las tres vanguardias», de Ricardo Piglia -fallecido este año y protagonista de varios homenajes en la Feria) ; «La trilogía», de Antonio Di Benedetto; y «La vida tranquila» de Marguerite Duras, traducido por Alejandra Pizarnik.

Alfaro contó que la incorporación este año del sello Criatura -que se sumó al stand tras la salida de Entropía- «fue importante porque sumaron muchas visitas de adolescentes por sus variadas propuestas de literatura juvenil», destinatarios este año de la mayor carga de actividades previstas por la Feria.

A pasos de ese stand, en «Todo libro es político», Cristóbal Thayer subrayó que «la temática feminista fue la que generó más consultas y cosechó más ventas». Entre los títulos más vendidos se anotan «La guerra contra las mujeres», de Rita Segato; «Teoría King Kong», de Virginie Despentes; y «Cuerpos sin patrones. Resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne”, compilado por Laura Contrera y Nicolás Cuello.

«Si bien en las librerías las ventas cayeron cerca de un 20 por ciento, está edición de la Feria viene siendo buena, las ventas se mantuvieron en comparación con la edición anterior. Somos un stand de 20 editoriales muy diversas y en nuestro caso influyó mucho la compra que se hicieron bibliotecarios populares de todo el país subsidiados por la Conabip (Comisión Nacional de Bibliotecas Populares)», manifestó Thayer.

Damián Ríos, del stand «La sensación» que reúne a editoriales como Blatt y Ríos, Caballo negro, Iván Rosado y Mansalva, coincidió en la importancia de la compra promovida por Conabip y en que «la estrepitosa caída de las ventas en las librerías» hizo que llegaran a la Feria con «expectativas muy bajas respecto a las ventas», pero que «fueron similares a las del año anterior».

A la hora de indicar cuáles fueron los títulos más vendidos, desde el stand de Riverside, distribuidora de Angrama en el país, Riveiro sostuvo que «La esposa joven», del italiano Alessandro Baricco; y «Mujer bajando una escalera», del alemán Bernhard Schlink encabezaron el ranking. Dos escritores que visitaron esta edición de la Feria.

En tanto que los grandes grupos editoriales Penguin Random House (PRH)y Planeta, si bien consideraron que no es fácil hacer un balance porque «el último fin de semana de la Feria es fundamental para las ventas y visitantes», señalaron que «el balance desde que comenzó la Feria es positivo».

Para Florencia Ure, jefa de prensa de PRH, «hay menos gente que otros años pero las ventas han sido buenas y, como sucede en cada edición, van mejorando a medida que avanzaba la Feria».

Mientras que para Gastón Etchegaray, de Planeta, «el balance es positivo, mejor de lo esperado. Hubo un incremento en la venta de ejemplares del 18 o 19 por ciento».

Por su parte Kuki Miller, cofundadora de De la Flor, la icónica editorial de Quino que este año cumple 50 años, dijo que «el problema para evaluar las ventas es que si se facturó lo mismo que el año pasado se vendió menos, porque la lista de precios están aumentadas debido a la inflación. Además, hay que esperar a ver qué pasa en estos dos últimos días de Feria, porque habitualmente todo va in crescendo hacia el final».

En este marco, Miller destacó «las adaptaciones a la mala situación general económica para posibilitar la compra de libros que desarrollaron en esta edición ferial», como «la entrega de chequelibros a bibliotecarios populares, visitantes y compradores que luego podrán usar en librerías».

«Sirven para que los libreros, quienes atraviesan una muy mala situación económica se recuperen un poco, porque en estas semanas de Feria, además, sus compras disminuyen», remarcó Miller.

Las narrativas infantiles también fueron centrales y, desde Waldthauer, Kreff señaló a «El monstruo de colores», de la catalana Anna Llenas, como el libro más vendido; mientras que en el espacio Calibroscopio que reúne a más de una docena de sellos infantiles, Patricio Fayó, destacó la venta de libros álbum.

Manuel Rud, de Limonero, subrayó que este año ese sello estuvo por primera vez por fuera de la Cámara Argentina del Libro (CAL), «lo cual duplicó el trabajo», aunque se manifestó contento porque «a medida que avanzó la Feria las ventas mejoraron.

Entre las peculiaridades de esta edición se destacó el intenso cronograma dirigido al público joven con eventos multitudianarios en encuentros internacionales de booktubers, bookstagrammers y blogueros; y un un hecho inesperado: luego de que la Corte Suprema habilitara beneficiar a represores con el 2×1, se llamó a la multitudinaria marcha que el 10 de mayo provocó la suspención de numerosas actividades en la Feria.

Entre otras, entregas de premios, mesas redondas, charlas y entrevistas como las que se excusaron de dar Claudia Piñeiro y Luisa Valenzuela -la tercera mujer, en toda la historia de la Feria, convocada para realizar el discurso inaugural-, para poder participar de la marcha de repudio, a la que asistieron también las escritoras Leticia Martin, Tatiana Goransky y Patricia Suárez.

No faltaron los homenajes, que esta vez tuvieron como protagonistas a Piglia; la novela «Cien años de Soledad», de Gabriel García Márquez, a 50 años de su primera publicación, realizada en Argentina; y a Violeta Parra en el centenario de su nacimiento.

A esto se sumó la visita de dos Premio Nobel de Literaura, Mario Vargas Llosa y JM Coetzee, y de un Premio Cervantes, Jorge Edwards.

En tanto que Los Ángeles, ciudad invitada de esta edición, cedió el paso a Montevideo, que será la invitada de honor de la 44° edición de la Feria del Libro el año próximo, siguiendo una tradición inaugurada en 2013, que implica el desembarco de una nutrida delegación de escritores y figuras de esa cultura para demostrar su producción artística.

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